Plural: trampantojos
SUSTANTIVO masculino
1._Definición:
Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es.
Enredo, o artificio, para engañar, o perjudicar a otro a ojos vistas.
Trampa ante los ojos para engañar simulando lo que no es.
Engaño visual. Ilusión óptica. Aquello que engaña a la vista.
Señuelo.
Trampa, emboscada, celada, añagada.
Es una técnica pictórica, arquitectónica, decorativa o artística que intenta engañar al ojo jugando con la perspectiva u otros efectos ópticos. Obra realizada con esta técnica. Los trampantojos, a menudo, son pinturas diseñadas con una perspectiva que hace creer a quien las ve que el espacio tiene una forma diferente a la que en realidad tiene, pareciendo mas amplio o con forma de cúpula u otras posibilidades.
Es término utilizado en la cocina para referirse a las elaboraciones gastronómicas que buscan engañar o sorprender al comensal dándole de comer algo que parece otra cosa distinta de lo que luego saborea.
También es término usado en el mundo del ilusionismo.
Ejemplos:
“Los magos se ganan la vida con sus trampantojos”
“Son ejemplos de trampantojos los techos decorados por Andrea Mantegna y Andrea Pozzo, simulando bóvedas donde sólo hay techos planos”
“La finalidad del trampantojo es engañar a la vista”
Sinónimos y palabras relacionadas: trampa, ilusión, engaño, engañifa, farsa, artificio, celada, emboscada, añagada, intriga, espejismo, quimera, señuelo, bulo.
2._Definición: también podría referirse a un deseo que se convierte en trampa, carga o perjuicio, ya sea al lograrlo, o por que no se logra o se sufre excesivo daño para su consecución; por aquello de que “ten cuidado con lo que deseas por que se puede hacer realidad”, o “Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas”, frase esta última atribuida a Santa Teresa de Jesús.
Palabras enraizadas: trampa, trampal, tramposo, trampista, trampear, trampeador, trampilla, trampería, tramposuelo, entrampar.
ETIMOLOGÍA
De trampa ante ojo.
También podría provenir de trampa y antojo, por tratarse de un deseo que se convierte en una trampa, o también porque una de sus acepciones es la de señuelo, es decir una trampa que se tiende a alguien ofreciéndole algo que desea.
Diccionario de latín-español (1492) de Elio Antonio de Nebrija. No la recoge.
Vocabulario español-latino de Elio Antonio de Nebrija, de 1495: no la recoge.
Origen y etimologia de todos los vocablos originales de la lengua castellana, de Francisco del Rosal ¿1611-1614?: No la recoge.
Diccionario de la lengua Castellana de 1780, de la Real Academia de la Lengua Española: repite la definición dada por el Diccionario de Autoridades.
Diccionario nacional, o Gran Diccionario Clásico de la Lengua Española, de Ramón Joaquín Domínguez (1847).
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